15.7.09

Tocar Tierra

en gratitud a nuestros Ancestros.


Primera postración.
En señal de gratitud, me inclino ante todas las generaciones de antepasados de mi familia biológica.


Veo a mi padre y a mi madre, cuya sangre, carne y vitalidad corren por mis venas y alimentan cada célula de mi cuerpo. A través de ellos, veo a mis cuatro abuelos. Sus expectativas, experiencias y sabiduría me han sido transmitidas a través de innumerables generaciones de antepasados. Llevo en mí la vida, sangre, experiencia, sabiduría, felicidad y dolor de todas las generaciones. Practico para transformar el sufrimiento y los demás elementos susceptibles de ser transformados. Abro mi corazón, carne y huesos para recibir la energía de la visión interior, del amor y de la experiencia transmitidos por mis antepasados. Veo que el origen de mis raíces procede de mi padre, de mi madre y de todos mis antepasados. Sé que sólo soy la continuación de este linaje ancestral. Por favor, apoyadme, protegedme y transmitidme vuestra energía. Sé que dondequiera que los hijos y nietos estén, los antepasados también están allí. Sé que los padres aman siempre y apoyan a sus hijos y a sus nietos, aunque no siempre sean capaces de expresarlo eficazmente por culpa de las dificultades que han tenido. Veo que mis antepasados han intentado construir un modo de vivir basado en la gratitud, la alegría, la confianza, el respeto y el amor compasivo. Como continuación de mis antepasados me postro profundamente y permito que sus energías fluyan a través de mí. Pido a mis antepasados que me apoyen, me protejan y me den fuerza.

Segunda postración.
En señal de gratitud, me inclino ante todas las generaciones de antepasados de mi familia espiritual.

Veo en mí a todos mis maestros y maestras que me muestran el camino de la comprensión y el amor, que me enseñan cómo respirar, sonreír, perdonar y vivir profundamente el momento presente. Veo también que ciertos espacios naturales, ríos, montañas, animales y otras formas de vida me han ayudado a ser más pacífico y compasivo. Me han ayudado a serenarme, a volver a mí mismo y a recargarme de energía positiva. Los veo también como mis maestros espirituales. A través de mi maestro veo a todos los maestros de innumerables generaciones, a todos los bodhisatvas, y al Buda Sakyamuni, que inició mi familia espiritual hace 2.600 años. Veo a Jesucristo, a Abraham, a Mahoma, a todos los patriarcas, a Gandhi, Francisco de Asís, Teresa de Calcuta, y a tantos otros. Veo que la energía de Buda y la de innumerables generaciones de maestros han entrado en mi interior, instaurando en mí la paz, la alegría, la comprensión y el amor compasivo. Sé que la energía de Buda ha transformado profundamente el mundo. Sin Buda y todos estos antepasados espirituales, no sabría cómo actuar para aportar paz y felicidad a mi vida y a la de mi familia y sociedad. Abro mi corazón y mi cuerpo para recibir la energía de la comprensión, el amor compasivo y la protección de todos los maestros de innumerables generaciones. Sé que soy la continuación de todos ellos y les pido que me transmitan su infinita fuente de energía, paz, estabilidad, comprensión y amor. Prometo practicar para transformar mi propio sufrimiento y el del mundo, y para poder transmitir las energías de los antepasados espirituales a las futuras generaciones de practicantes. Mis antepasados espirituales pueden haber tenido sus propias dificultades y quizá no hayan sido capaces de transmitir sus enseñanzas apropiadamente, pero los acepto tal y como son.

Tercera postración.
En señal de gratitud me inclino ante la Tierra, ante todos los seres y ante toda la humanidad que la ha hecho habitable.

Veo que estoy protegido y alimentado por esta tierra y por todos los seres vivos que han estado aquí y que han hecho mi vida fácil y posible gracias a su esfuerzo. Veo a Fernando de Aragón, a Cervantes, a Ramón y Cajal, a Severo Ochoa y a tantos otros, conocidos y desconocidos. Veo a quienes, gracias a su talento, perseverancia y amor han hecho de este país un refugio para gente de muchos orígenes y razas. También veo el magnífico esfuerzo de quienes han trabajado para construir escuelas, hospitales, puentes, carreteras, embalses, etc…Veo a quienes han luchado por proteger los derechos humanos y a quienes han desarrollado la ciencia y la tecnología. Veo el sufrimiento que han soportado innumerables animales y plantas en pruebas científicas para que los seres humanos tengamos una vida con menos sufrimiento. Veo a quienes han trabajado y a veces muerto para conseguir más libertad y justicia social. Me veo a mí mismo en contacto con todos los nativos del país (celtas, íberos, musulmanes, guanches… etc.) que han vivido en esta tierra durante tanto tiempo y que han conocido modos de vivir en paz y armonía con la naturaleza, protegiendo las montañas, los bosques, los animales, la vegetación y los minerales. Siento la energía de esta tierra penetrando en mi cuerpo y en mi alma, apoyándome y aceptándome. Me comprometo a cultivar y mantener esta energía y a transmitirla a las futuras generaciones. Pido a esta Tierra su apoyo y protección. Veo También toda la explotación, abuso y violaciones que hemos infringido a nuestra madre Tierra, tales como la sobreexplotación de bosques, la contaminación de ríos, explotación animal…etc. debido a nuestra avaricia, ignorancia e inconsciencia. Madre Tierra, te pido perdón con todo mi corazón y me comprometo a trabajar para defenderte y protegerte para que las generaciones futuras te reciban en el mejor estado posible. Me comprometo asimismo a transformar la violencia, el odio y el engaño que todavía permanecen profundos en la conciencia colectiva de esta sociedad para que las futuras generaciones tengan más seguridad, alegría y paz. Dejo ir a la tierra toda la violencia, ira y odio que me han sido transmitidos por todas mis generaciones de antepasados de esta tierra para que las transforme y nos la devuelva en forma de energía de plena conciencia, esperanza y alegría para protegerla. Gracias, Madre Tierra.

Cuarta postración.
En agradecimiento y con compasión, me inclino y transmito mi energía a aquellos a quienes amo.

Toda la energía que he recibido deseo ahora transmitirla a quienes amo, a todos cuantos por mí han sufrido y se han preocupado. Sé que en mi vida cotidiana no he sido lo suficientemente consciente. También sé que aquellos a quienes amo han tenido sus propias dificultades y sufrimientos y puede que no tuvieran la suerte de disfrutar de un entorno que favoreciese su pleno desarrollo emocional y fisiológico. Transmito mi energía a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, a mi marido, a mi esposa, a mis hijas e hijos, a mis amigos y amigas de forma que pueda aliviar su dolor, para que puedan sonreír y sentir la alegría de estar vivos. Deseo que todos gocen de salud y alegría. Sé que cuando ellos son felices, yo también lo soy, su felicidad no está separada de la mía. Ya no les guardo ningún rencor. Pido a todos los antepasados de mi familia biológica y espiritual que dirijan sus energías hacia cada uno de ellos para protegerles y ayudarles. Soy consciente de que no estoy separado de ellos. Yo estoy en ellos y ellos están en mí. Soy uno con los que amo.

Quinta postración.
Con comprensión y compasión me inclino para reconciliarme con todos aquellos que me han hecho sufrir.

Abro mi corazón y envío toda mi energía de amor y comprensión a cuantos me han hecho sufrir, a los que han destruido parte de mi vida y de la vida de los seres a quienes amo. Ahora sé que esas personas han padecido un gran sufrimiento y que su corazón está cargado de dolor, ira, odio, celos y envidia. Sé que cualquiera que sufre de ese modo hará sufrir a los que le rodean. Sé que quizás han sido desafortunados, que nunca han tenido la suerte de que alguien les amase o se preocupase por ellos. La vida y la sociedad les han causado muchas dificultades y no han recibido suficiente apoyo y ayuda para superar su sufrimiento y poder transformarse. No han tenido la suerte de ser guiados por el camino de la vida consciente y han acumulado falsas percepciones sobre la vida, sobre mí y sobre los demás. Rezo a mis antepasados biológicos y espirituales para que envíen su energía de amor y protección a aquellas personas que nos han hecho sufrir, para que sus corazones sean capaces de recibir el néctar del amor y puedan florecer. Rezo para que puedan transformarse y experimentar la alegría de vivir, y de ese modo no sigan sufriendo ni hagan sufrir a los demás. Veo su sufrimiento y no quiero abrigar ningún sentimiento de odio o ira hacia ellos. No quiero que sufran. Dirijo todo mi amor y comprensión hacia ellos y pido a todos mis ancestros que les ayuden y les muestren el camino de la verdadera felicidad, el camino de la comprensión del amor.



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