5.1.10

Empezar de nuevo

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Hagamos que este nuevo año sea verdaderamente nuevo. En la tradición budista, el primer día del año es el aniversario del próximo Buda.

Su nombre es Maitreya. Aún no ha nacido y ya conocemos su nombre, Amor Verdadero. La práctica de Empezar de Nuevo es la práctica del amor verdadero. Es una práctica recomendada por el propio Buda. Es simple, efectiva y no difícil de practicar.

Empezamos fijando nuestra atención en aquello que realmente queremos. Deberíamos ser conscientes de cuál es realmente nuestro más profundo deseo. Buda propone esto:

Que yo esté en paz, feliz y ligero de cuerpo y mente.

¿Cómo puede ser posible la felicidad si no estamos en paz? Y ligeros en nuestro cuerpo y nuestra mente. Si te sientes pesado en mente y cuerpo, si no estás en paz, ¿cómo puedes ser feliz? Por tanto, primero debemos saber realmente qué es lo que queremos. Según Buda, deberíamos decirnos: que yo esté en paz y ligero de cuerpo y mente. En la tradición budista, la meditación del amor debe orientarse hacia uno mismo. Tienes que aprender a amarte a ti mismo antes de que puedas amar a alguien. Esta es la práctica del amor a uno mismo. Quiero estar en paz, eso es lo que quiero. Quiero ser ligero de cuerpo y mente. Si sabes realmente lo que quieres, puedes dártelo a ti mismo. Hay prácticas que pueden proporcionártelo. Puedes darte paz, puedes ayudar a que tu cuerpo sea ligero, puedes ayudar a que tu mente sea ligera.

Que yo esté seguro y libre de accidentes. Hay tanta violencia, tantos accidentes en el mundo. Quiero estar protegido, no quiero accidentes. Eso es lo que quiero. Quiero paz, ligereza en mi cuerpo, quiero estar seguro. Y si sé que esto es lo que quiero, mi práctica de la Plena Consciencia puede ayudarme. La practica de la Plena Consciencia puede traernos paz, ligereza, puede protegernos de accidentes. Cuando conduces con Plena Consciencia, te proteges. Muchos accidentes no viene porque sí, los invitamos, permitimos que la desesperación, la ira, la codicia se apoderen de nosotros, y nos conducimos a nosotros mismos hacia el accidente. Muchas veces los accidentes vienen de nuestro interior, no del exterior.

Que yo esté en paz, y ligero de cuerpo y mente. Que yo esté seguro y libre de accidentes.

Que yo esté libre de la ira. Cuando estoy enfadado, no soy feliz. Así que eso es lo que quiero, liberarme de la ira. La práctica me ayudará a liberarme de la ira. Cuando la ira se apodera de mí me siento agotado, quiero librarme de la ira. Quiero liberarme de los estados no beneficiosos de la mente. La ira es un estado no beneficioso de la mente. Además de la ira, también lo son la desesperación, los celos, el miedo, las preocupaciones, etc.

Que yo sepa cómo mirarme con los ojos de la comprensión y el amor. A veces no consigo aceptarme a mí mismo. Me odio, me enfado conmigo mismo porque no tengo ojos de compasión para mirarme a mí mismo. Si quieres poder mirar a alguien con los ojos de la compasión, del amor, debes en primer lugar ser capaz de mirarte a ti mismo con compasión, y aceptarte tal como eres. Esta es una recomendación de Buda. Que yo sepa cómo mirarme con los ojos de la comprensión y el amor. Existen causas, condiciones que hacen que yo sufra de esta manera. No me echo la culpa a mí mismo. Si sé mirar profundamente en las raíces de mi sufrimiento seré capaz de aceptarme, y tendré compasión hacia mí mismo. Cuando eres capaz de aceptarte sufres menos. Algunos de nosotros pueden aceptar a otras personas pero no pueden aceptarse a sí mismos. Hemos de practicar según el consejo dado por Buda: que yo sepa cómo mirarme con los ojos de la comprensión y la compasión. Estoy aprendiendo a amarme, a cuidarme a mí mismo. Necesito comprensión, necesito compasión. Con la práctica puedo permitirme ofrecerme comprensión y compasión.

Que yo sea capaz de reconocer y tocar las semillas de alegría y felicidad en mí mismo. Hay semillas de alegría y felicidad en mí. A veces esas semillas de alegría y felicidad son regadas y me dan la energía de la alegría y la felicidad. Reconozco la existencia de esas semillas en mí. Eso me ayuda. Con la práctica de la Plena Consciencia sabré cómo tocar, cómo regar las semillas de alegría y felicidad en mí. Eso es amarme a mí mismo. Si tú eres mi amigo puedes ayudarme a tocar las semillas de alegría y felicidad en mí. Pero también lo puedo hacer por mí mismo. Sé cómo respirar, cómo caminar, cómo reconocer en mí esas semillas para que se manifiesten.

Que yo aprenda a alimentarme de alegría cada día.

Que yo sea capaz de vivir fresco, sólido y libre. Quiero ser sólido, sé que ser sólido es la base de la felicidad. Si soy demasiado inestable, demasiado frágil, la felicidad no será posible. Por eso quiero cultivar la solidez, la frescura y la libertad. Conozco la práctica de la flor fresca, la montaña sólida, el agua que refleja, el espacio libre, para cultivar mi solidez, libertad y calma.

Que yo no caiga en el estado de indiferencia. No quiero ser indiferente. Quiero ocuparme de mi bienestar, de tu bienestar. No quiero quedar atrapado en los extremos del apego y aversión. Cuando estás atrapado por algo sufres, y cuando estás enfadado por algo sufres también. Apego y aversión me privan de mi libertad, de mi felicidad. Esto es lo que quiero para mí.

Y Buda me dice que si esto es lo que quiero, puedo dármelo a mí mismo.

Esta es la meditación para la primera fase de la meditación del amor.

Que yo esté en paz, feliz y ligero de cuerpo y mente.
Que yo esté seguro y libre de accidentes.
Que yo esté libre de la ira y de los estados no beneficiosos de la mente, como el miedo y las preocupaciones.
Que yo sepa cómo mirarme con los ojos de la comprensión y la compasión.
Que yo sea capaz de reconocer y tocar las semillas de alegría y felicidad en mí mismo.
Que yo aprenda a alimentarme de alegría cada día.
Que yo sea capaz de vivir fresco, sólido y libre.
Que yo no caiga en el estado de indiferencia, ni quede atrapado en los extremos del apego o la aversión.

El primer día de práctica, podemos orientarnos hacia nosotros mismos. Queremos ofrecernos amor a nosotros mismos. Recuerda que Buda nos dice siempre que la práctica del amor debería ser dirigida en primer lugar hacia nosotros mismos.

El segundo día practicaremos para otra persona: Que él /ella esté en paz, feliz y ligero de cuerpo y mente. Porque tú ya lo tienes, y por eso se lo ofreces.

Que ella esté en paz, feliz y ligera de cuerpo y mente.
Que ella esté segura y libre de accidentes.
Que ella esté libre de la ira y de los estados no beneficiosos de la mente, como el miedo y las preocupaciones.
Que ella sepa cómo mirarse con los ojos de la comprensión y el amor.

Y yo puedo ayudar. Este es el segundo día de la práctica: amor dirigido hacia otra persona.

Y el tercer día dirigimos nuestro amor a todo el mundo, no sólo a él o a ella, porque el amor no tiene fronteras, es una mente ilimitada. Después de habernos ofrecido con éxito amor a nosotros mismos y a otra persona ahora queremos compartirlo con todos los seres.

Que todos los seres estén en paz, felices y ligeros de cuerpo y mente.
Que todos los seres estén seguros y libres de accidentes.

Esa es la manera en la que Buda nos dijo que practicáramos: empezando por nosotros mismos y nuestros seres queridos, y después con todo el mundo. Podemos utilizar los tres primeros días del año para hacer esta práctica del amor, empezar de nuevo. El primer día me reconcilio conmigo mismo. El mundo necesita reconciliación. Quiero hacer como el Buda dijo: quiero primero reconciliarme conmigo mismo, porque no estoy en paz conmigo mismo.

Ese es el primer día. Practico la visión profunda para ver las formaciones mentales beneficiosas que están más latentes, menos manifiestas. Y busco la forma de ayudarles a que se manifiesten. Sé que tengo la semilla del amor, comprensión, perdón, alegría. No practico bastante. Por ello estas semillas maravillosas no han sido regadas lo suficiente. Quiero sentarme y mirarme a mí mismo. Tengo estas semillas beneficiosas. Tengo las semillas de formaciones mentales que pueden darme alegría y felicidad.

Lo segundo es mirar profundamente para ver las formaciones mentales beneficiosas que ya se han manifestado, como el sentimiento de alegría y felicidad, de reconciliación, de perdón, de no discriminación. Si ya se han manifestado de vez en cuando, quiero que se manifiesten más a menudo. Con la práctica de la Plena Consciencia, puedo ayudarles a manifestarse más veces. Aquellas que no se han manifestado, las riego, las ayudo a manifestarse. Aquellas que ya se han manifestado, quiero mantenerlas y ayudarles a permanecer.

En tercer lugar, observamos las formaciones mentales no beneficiosas, como el miedo, la ira, la desesperación, que están ahí abajo, en el fondo de mi conciencia y no se han manifestado. La semilla de la codicia, la de la violencia, la de la desesperación, sé que están ahí, en el fondo de mi conciencia. No quiero que se manifiesten. Quiero que se queden ahí en calma, y que se hagan cada día más y más débiles, porque sé que cada vez que se manifiestan se hacen más fuertes. Quiero que duerman tranquilas ahí abajo. Tengo una práctica para ayudar a que se queden dormidas ahí abajo. Intento evitar regar estas semillas. No veo programas de televisión ni leo revistas, artículos, que puedan regar la semilla de la violencia, el miedo, la ira y la desesperación en mí. Practico la Plena Consciencia de manera que no riego estas semillas no beneficiosas en mí, y las mantengo dormidas ahí abajo. Sé que si se manifiestan sufriré. Esa es la tercera práctica.

La cuarta práctica es que si por azar alguna de ellas se manifiesta, como la desesperación, la ira, tengo que hacer algo para ayudarles a volver abajo a su sitio original. Pongo mi atención en cosas positivas y ayudo a que estas cosas negativas regresen a las profundidades de mi conciencia. Es como cuando escucho un CD con música que no me gusta. Aprieto el botón de stop y cambio el CD. Esta es la misma práctica. Cuando una formación mental no beneficiosa se manifiesta, como el miedo, la ira, la desesperación, no quiero que siga sonando, quiero darle al botón stop porque sé que en mí hay mejores CDs: las buenas y beneficiosas semillas.

Esto es lo que Buda enseña sobre la diligencia, correcta. Da una oportunidad a las buenas cosas que no se han manifestado aún para que se manifiesten. Mantén y refuerza las buenas cosas que ya se han manifestado. Permite que las cosas malas que están dormidas sigan dormidas, no les animes a salir, no las riegues, no consumas cosas que rieguen estas semillas. Y si ocurre que una de esas semillas se manifiesta, el miedo, la ira, la desesperación, hemos de intentar cambiar el CD para ayudarles a regresar e intentar traer las semillas positivas. Toma nota de las semillas, recordando que las beneficiosas deben ser más numerosas que las no beneficiosas. Y enseña tu práctica a tu hermano o hermana del Dharma: esta es la manera en la que yo me ocupo de las buenas semillas en mí. Querido hermano, querida hermana, doy testimonio. Así apuntas las cuatro prácticas y las transmites a un hermano del Dharma, a tu familia.

Este momento es un momento feliz.


TRES DÍAS DE PRÁCTICA

Después de eso puedes hacer una meditación guiada sobre la bondad compasiva. El primer día debes dirigir esa bondad compasiva hacia ti mismo. Después de la meditación guiada acabamos con los cinco Tocar la Tierra.

Primero hacia nuestros ancestros de sangre, luego hacia nuestros ancestros espirituales. Luego tocamos la tierra espiritual en la que vivimos, tocamos la gente que ha hecho posible este país, con agradecimiento. Entonces tocamos la tierra para entrar en contacto con la gente que amamos, con agradecimiento. Entonces tocamos la tierra para perdonar a la gente que nos ha hecho sufrir.

El primer día tiene tres partes:

1. Primero reconocer las buenas semillas y las malas, e intentar manejarlas con inteligencia.
2. Lo segundo es hacer la meditación guiada sobre el amor, según el texto que se os ha dado
3. La tercera parte es Tocar la Tierra.

Ese el día primero de la meditación guiada hacia el amor a uno mismo.

El segundo día practicamos para reconciliarnos con nuestros seres queridos.

1. La primera cosa es escribir una carta o hacer una llamada a nuestros seres queridos en Plena Consciencia. Tenemos que prepararnos antes de hacer esa llamada. Tenemos que practicar el mirar profundamente en él, en ella para ver las raíces del sufrimiento, de la felicidad en esa persona. Para poder escribir o hacer la llamada de una manera beneficiosa tenemos que meditar antes. Mirar profundamente para ver cómo puedo ayudar a mi ser querido. Ver si no le hemos ayudado lo suficiente, o tanto como quisiéramos y tomo la determinación de hacerlo en este nuevo año. Primero prepararnos.

Segundo mirar profundamente para ver maneras de ayudar a mi ser querido. Tomar una resolución: me abstendré de hacer o decir esto o aquello, diré esto o aquello, como por ejemplo practicar el quinto mantra: cariño, escribirte es un momento maravilloso. Deberíamos ser capaces de preguntarle esto: ¿Tengo una energía de hábito que te hace infeliz? Todos tenemos malos hábitos de energía. Y cada vez que esa energía de hábito viene, hacemos, decimos cosas que hacen infelices a los demás. Puede que no hayamos sabido reconocer este mal hábito. Así que tomamos la determinación repreguntar: Cariño, ¿tengo una energía de hábito que te hace infeliz? Por favor, dímelo para que en 2010 lo haga mejor.

2. Lo siguiente es hacer la meditación guiada sobre el amor orientándonos hacia él, hacia ella. Que ella esté en paz y ligera de cuerpo y mente.

3. Y acabo el segundo día con el mismo Tocar la Tierra. Y cuando tocamos la tierra así nos deshacemos de muchas cosas y recibimos mucha energía.

El tercer día de práctica, podemos dirigir el amor hacia la persona que me ha hecho sufrir.

1. Lo primero es mirar profundamente para ver los aspectos positivos y beneficiosos en esa persona. Cuando nos enfadamos con alguien tendemos a ignorar sus aspectos positivos. Así que cuando te enfades con alguien lo primero que debes practicar es el reconocer los aspectos positivos de esa persona, al menos cinco características positivas, y escribirlas. Puede que sea una persona de un establecimiento religioso o gubernamental. Habrán hecho cosas malas pero también cosas positivas, intenta encontrarlas. Y después intenta encontrar las circunstancias que han llevado a esa persona o institución a ser lo que son. ¿Por qué ese gobierno hace esto? ¿Qué ha llevado a esa persona a decir o hacer eso? Hay raíces, hay razones. Intentamos mirar en profundidad para ver el porqué. Cómo esa persona se enfada con tanta facilidad. Esa es la práctica de buscar las raíces del sufrimiento de esa persona. Cuando veas las raíces tendrás compasión, no condenarás más a esa persona, no te enfadarás.

Lo siguiente es mirar profundamente para ver cómo puedo ayudar a esa persona o institución en el año 2010. No queremos destruirlo, queremos ayudarle. Eso es compasión. Lo próximo es hacer la meditación guiada dirigida a esa persona. Que él esté en paz y ligero en mente y cuerpo. Quiero amar a mi enemigo, ese es el amor de Buda, que abarca a todo el mundo. Y si soy capaz de amarme a mí mismo y de amar a un ser querido, seré capaz de amar a los que me hacen sufrir.

2. Después se hará la meditación guiada y por fín,
3. dirígete hacia esa persona con los cinco Tocar la Tierra.


ESPACIO Y TIEMPO

La práctica de la Plena Consciencia puede hacerse en niveles. El nivel del tiempo y el nivel de la ausencia del tiempo. Estos dos niveles pueden tocarse entre sí. Cuando generas Plena Consciencia para reconocer algo que está ahí, como una flor, una persona, entras en contacto con esa flor, esa persona en el marco del espacio y tiempo. Eso es entrar en contacto con la dimensión histórica. Todo el mundo, todas las cosas tienen un principio y un fin. Una flor lo tiene, un ser humano también. Esa es la manera en que practicamos el amor prescrito por Buda: yo mismo soy el objeto de ese amor. Yo estoy situado en el espacio y tiempo, como mi seres queridos. Y el que me hace sufrir también.

Pero hay otro nivel de práctica que puede ser considerado más profundo. Cuando entras en contacto con la flor, lo puedes hacer de manera profunda para tocar su dimensión última. Cuando entras en contacto con esa persona, si tu Plena Consciencia, concentración y visión profunda son se han hecho profundas fuertes tocas también la dimensión última de esa persona, tocas la naturaleza última de esa persona. Tocas su naturaleza de no nacimiento y no muerte. Es como cuando contemplas una ola en la superficie del océano. Se supone que una ola tiene un principio y un fin, un ascenso y un descenso. Si somos capaces de entrar en contacto verdaderamente profundo con la ola entraremos en contacto con el agua, que es el fundamento de la ola. En términos de ola hay un principio y un fin, un ascenso y un descenso. Pero en términos de agua no lo hay. Y si una ola es capaz de mirarse profundamente verá que es agua. Y con esa visión profunda —soy agua— no tendrá miedo nunca más. Sonríe cuando asciende, sonríe cuando desciende. No tiene miedo de ser o no ser.

Y esto es posible con la práctica budista. Con Plena Consciencia y concentración puedes alcanzar la visión profunda, puedes tocar tu naturaleza de no nacimiento y no muerte, y trasciendes tiempo y espacio. Y entonces no tienes más miedo, eres alguien que se ha liberado del tiempo, alguien fuera del tiempo que entra en el no tiempo. Y ese es el objetivo último de la práctica y lo que se consigue con una gran visión profunda.

Sabemos que la noción de años, principio de año, año nuevo, año viejo, son inventos de la mente humana. Imaginemos que el nuevo año vuela del este al oeste. Ahora son las diez en Bangkok, pero en Francia la hora es diferente. El año nuevo vuela. El tiempo viaja en el espacio, y es enteramente una creación humana. Tiempo y espacio son creación de nuestra mente. Por ello podemos liberarnos de las nociones de tiempo y espacio en tanto que entidades distintivas. La ciencia moderna habla de “no localidad”, y apuntan hacia que si observamos profundamente podemos trascender tiempo y espacio. Esa es la práctica más profunda del budismo. Si eres muy consciente y concentrado puedes alcanzar esta visión profunda y llevarte fuera del tiempo y del espacio y entrar en contacto con la intemporalidad.
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