21.2.09

Sutra del dominio de la serpiente

o
Así le oí a Buda enseñar, un día que residía todavía en el monasterio de Anatapindika, en el parque de Jeta no lejos de Sravasti. En esa época, el biksu Arita, que había sido adiestrador de buitres antes de tomar las órdenes, creyó erróneamente lo siguiente: Según las enseñanzas del Despierto, disfrutar de los placeres sensuales no constituye ningún obstáculo para la práctica. Cuando esta afirmación llegó a los oídos de varios biksus, éstos fueron a ver a Arita y le preguntaron: Hermano Arita, ¿realmente has dicho que, según lo que habías comprendido de las enseñanzas de Buda, disfrutar de los placeres sensuales no constituye un obstáculo para la práctica?

- Sí, queridos amigos, es cierto, respondió el biksu Arita. Creo que Buda no considera los placeres sensuales como un obstáculo para la práctica.

- Hermano Arita, dijeron los biksus, no desvirtúes las enseñanzas de Buda y no le calumnies. Buda jamás dijo eso. Al contrario, Hermano Arita, Buda ha utilizado numerosos ejemplos para decirnos que los placeres sensuales son un obstáculo para la práctica. Deberías abandonar tu visión falsa.

Pero el monje Arita no escuchó los consejos de los biksus. Se aferró a su falsa visión y persistió en mantener que su pensamiento era la verdad, y que los otros se equivocaban. Los biksus insistieron en vano hasta tres veces, después partieron. Se dirigieron a Buda, se prosternaron a los pies del Señor, se sentaron a su lado y le contaron lo que había pasado. Buda pidió a uno de los biksus que fuese a invitar a Arita a venir. Lo amonestó, después enseñó a los biksus:
Monjes, debéis estudiar profunda y correctamente el sentido de mis enseñanzas antes de ponerlas en práctica. Si no habéis todavía comprendido el significado de una u otra palabra, preguntadme primero o pedid consejo a uno de vuestros mayores cuyo conocimiento del Darma es más avanzado o a un hermano cuya práctica roce la excelencia. ¿Por qué? Muchas personas, sin la visión profunda, han comprendido mal la letra o el espíritu de las enseñanzas, han comprendido al revés lo que ha sido dicho en los sutras en forma de poesía o de prosa, de predicción, de compendio versificado, de producción interdependiente, de metáfora, de propuesta espontánea, de cita, de historia relativa a vidas precedentes, de fenómenos maravillosos, de comentarios detallados o de aclaración por medio de definiciones. Estas personas han estudiado con la intención de hacer alarde de su conocimiento en los debates y no de practicar para alcanzar la liberación. Animadas por tales motivos, quedan aprisionadas en la forma y no reciben el verdadero significado de las enseñanzas. Conocen numerosas dificultades, soportan pruebas inútiles y se agotan en una pura pérdida.

Estas personas se parecen a un hombre que intenta atrapar serpientes en la naturaleza. Cuando ve una grande, tiende la mano para atrapar su cuerpo y así, ella se vuelve y le muerde la mano, o la pierna o cualquier otra parte del cuerpo. Capturar una serpiente de esa manera no aporta nada, al contrario, no puede provocar más que desgracia. Esto es porque este hombre no conoce el arte de atrapar serpientes. Una persona que no estudia el Darma inteligentemente, es parecida. No sabiendo cómo estudiar, puede comprender lo contrario de lo que se enseña. Sin embargo, una persona inteligente sabe cómo aprender hábilmente a la vez la letra y el espíritu de un sutra. Así, no caerá en contrasentidos. No estudia con el objetivo de hacer alarde de su conocimiento o de discutir con otro. Lo hace con el objetivo de encontrar el camino de la liberación.

Es por esto que no trabaja duramente y no se agota. Se parece a un cazador de serpientes que se sirve de un palo ahorquillado: en la naturaleza, tan pronto como ve una serpiente, apoya inmediatamente el palo sobre su cuello y atrapa su cabeza con la mano. Entonces, aunque la serpiente agite su cuerpo, se enrolle en su mano, su pierna o en otra parte de su cuerpo no podrá morderle. Gracias a que domina la técnica, no necesita trabajar duro y no se agotará. Cuando un hijo o hija de buena familia estudia un sutra, él o ella debería hacer gala de una gran habilidad para comprender la letra y el espíritu, sin contrasentidos, a fin de comprender la verdadera enseñanza. Él o ella no debería estudiar con la intención de especular o de debatir, sino con el objetivo de encontrar la liberación. Él o ella no conocerá entonces, ni el trabajo duro ni el cansancio.
(C)

Queridos hermanos, os he repetido muchas veces el ejemplo de la balsa y he insistido mucho sobre la necesidad de reconocer el momento en el que hay que abandonar la balsa y no aferrarse a ella. Imaginad que un día, el agua se derrama desde la montaña, forma un gran torrente y se lleva a su paso todos los bienes. Un hombre quiere atravesarlo pero no encuentra ni puente, ni barca. Tengo que ir a la otra orilla, reflexionó, pero ¿cuál es el medio más seguro para conseguirlo? Después de haber examinado la situación, reúne ramas para unirlas en una balsa y así ganar la otra orilla con total seguridad. Pero una vez que llega al otro lado, he aquí lo que piensa: He consagrado tanto tiempo y energía para construir esta balsa que me ha traído hasta aquí. No debería tirarla. Voy a continuar mi camino llevándola sobre mis hombros o mi cabeza. Y así, reemprende su ruta llevando la balsa. Queridos monjes, ¿pensáis que es útil actuar así?

- Ciertamente no, Honrado por el Mundo, respondieron los biksus.

- ¿Qué debería hacer este hombre para que la balsa sea todavía útil? Él debería pensar de la siguiente forma: Esta balsa me ha ayudado a atravesar el torrente con seguridad. Ahora, será mejor que la deje en el agua o en la orilla para que otra persona pueda utilizarla. Queridos biksus, ¿sería más beneficioso pensar y actuar así?

- Sin ninguna duda, Honrado por el Mundo, asintieron los monjes.

- Es por esto que os he repetido muchas veces el ejemplo de la balsa, enseñó Buda. Es necesario abandonar incluso el Darma, por no decir nada del no-Darma.
(C)

Queridos biksus, existen seis fundamentos de las visiones, dicho de otra forma seis tipos de falsas percepciones que hay que abandonar. ¿Cuáles son estos seis fundamentos?

Primero, se trata del cuerpo físico. Que pertenezca al pasado, al presente o al futuro, que esté en el interior o en el exterior, sutil o grosero, feo o bonito, próximo o lejano, este cuerpo no es mío, no soy yo, no es un ello/yo (atma). Un biksu debería mirar profundamente a fin de captar la verdad relativa al cuerpo.

Segundo, se trata de las sensaciones.

Tercero, se trata de las percepciones.

Cuarto, se trata de las formaciones mentales. Que estos fenómenos pertenezcan al pasado, al presente o al futuro, que estén en el interior o en el exterior, sutiles o groseros, feos o bonitos, próximos o lejanos, no son míos, no son yo, no son un ello/yo.

Quinto, se trata de la consciencia. Que veamos, escuchemos, percibamos, sepamos, comprendamos, observemos o pensemos ahora o en otro momento, todo eso no es mío, no soy yo, no es un ello/yo.

Finalmente, se trata del mundo. Algunos creen: El mundo es un ello/yo. El ello/yo es el mundo. El mundo soy yo. Continuaré existiendo sin el menor cambio después de mi muerte. Soy eterno. No desapareceré jamás. Deberíamos meditar para comprender que el mundo no es mío, no soy yo, no es un ello/yo. Meditamos así para comprender la verdad concerniente al mundo.
(C)

Después de haber oído sus palabras, un biksu se levantó, descubrió su hombro derecho, unió sus manos con respeto y preguntó a Buda: Honrado por el Mundo, ¿la angustia y la ansiedad pueden surgir de una causa interna?

- Quizá, respondió Buda. Si una persona percibe de la siguiente forma: Esta cosa no existía en el pasado, ha existido, pero ya no existe en el presente. Percibiendo y diciéndose esto, esta persona podrá sentirse triste, lamentarse, llorar y golpearse el pecho hasta la locura. He aquí la angustia y la ansiedad que tienen una causa interna.

- Honrado por el Mundo, retomó el biksu, ¿una causa externa puede provocar la angustia y la ansiedad?

- Quizá, respondió Buda. Supongamos que una persona percibe y declara: Esto es un ello/yo. Esto es el mundo. Esto soy yo. Existiré por siempre. Después, si ella encuentra a Buda o a uno de sus discípulos dotado de la comprensión y la inteligencia necesarias para enseñarle cómo abandonar las falsas percepciones sobre el apego al cuerpo, al ello/yo, al objeto perteneciente al ello/yo, cómo abandonar el orgullo, las formaciones internas y las aflicciones, quizá la persona pensará entonces: Bueno, se acabó. Tengo que abandonarlo todo. No existiré eternamente. Después de la muerte, quedaré completamente destruida. No queda nada para amar, para alegrarse o para recordar. Ella puede sentirse triste, lamentarse, llorar y golpearse el pecho hasta la locura. He aquí la causa externa que pude conducir a la angustia y la ansiedad.
Monjes, preguntó Buda, ¿percibís el ello/yo y los cinco agregados como algo permanente, inmutable y eterno?

- No, Venerable Maestro.

- ¿Existe alguna cosa que percibamos y comprendamos como el deseo y el apego que no provoque ansiedad, fatiga, lágrimas, sufrimiento o desesperación?

- No, Honrado por el Mundo.

- ¿Veis un fundamento de una visión del ello/yo que no provoque ni ansiedad, ni fatiga, ni lagrimas, ni sufrimiento, ni desesperación?

- No, Venerable Maestro.

- Muy bien. Cada vez que hay una idea del yo, hay igualmente una idea de lo mío. Cuando no existe una idea del yo, la idea de lo mío no existirá. El yo y lo mío son conceptos que no pueden comprenderse, ni establecerse. Si las falsas percepciones surgen en nosotros, acabarán por convertirse en formaciones internas. Ellas se crean a partir de conceptos que no pueden ser comprendidos, ni establecidos. ¿Veis que esas formaciones internas no son más que falsas percepciones y una cadena de resultados de estas últimas, como en el caso del biksu Arita?
(C)

Si a través de los seis objetos sensoriales (el cuerpo, la sensación, la percepción, la formación mental, la consciencia y el mundo), el biksu no da lugar al nacimiento de la idea de un “yo” o un “mío”, no estará atado por las ligaduras de la vida. Liberado de las ataduras de la vida, trascenderá el miedo. El miedo trascendido, alcanzará el nirvana. Comprenderá que para él, el ciclo de sufrimiento ha acabado, que una vida pura está completa, que lo que había que hacer está hecho, que se ha liberado del nacimiento y la muerte y que ha tocado la verdad de las cosas tal y como son. Un biksu tal, ha llenado y atravesado el foso, destruido la fortaleza enemiga, descerrajado la puerta y se mira directamente en el espejo de la más noble comprensión.
Bikus, tal es el caso del Tatâgata y de los biksus que han alcanzado la liberación. Las deidades Indra86, Prajapati87, Brama88 y aquellos que les rodean por más que se esfuercen en buscar, no encontrarán ni la menor traza de la base de la conciencia del Tatâgata. Os he dicho a menudo: El Tatâgata es el estado noble, el estado de frescura en el que no existe ni el calor febril, ni la lamentación. Algunos monjes y bramanes, habiéndome oído sostener tales proposiciones, me han calumniado afirmando que decía mentiras, que no era honesto: El monje Gautama89 preconiza una teoría nihilista y la doctrina de la no existencia absoluta, cuando de hecho, los seres vivos existen. Pero el Tatâgata jamás ha preconizado tales cosas. En verdad, enseña solamente la práctica del cese del sufrimiento que lleva al estado de no-ansiedad. Aunque sea insultado, provocado, difamado o herido, el Tatâgata no se encoleriza nunca y no se deja llevar por el odio o la venganza. Si una persona, insulta, difama y hiere al Tatâgata ¿cómo reaccionará él? Pensará: Si una persona, respeta, venera, se prosterna o cubre de ofrendas al Tatâgata, este último no se enorgullecerá. Pensará simplemente que esa persona se comporta así solamente a causa del fruto del Despertar y de la transformación en la persona del Tatâgata.

Después de haber escuchado las palabras de Buda, los biksus, animados por una dicha profunda, pusieron sus enseñanzas en práctica.
(CC)
 
[ir arriba]