Cuando contemplamos el gran número de gente que ha muerto en esta tragedia, podemos sentir muy sólidamente que nosotros, de alguna manera, también hemos muerto.
El dolor de una parte de la humanidad es el dolor de la humanidad entera. Y las especies humanas y el planeta Tierra son un cuerpo. Lo que le sucede a una parte del cuerpo le sucede al cuerpo entero.
Un evento como éste nos recuerda la naturaleza impermanente de nuestra vidas. Esto nos yuda a recordar que lo más importante es amarnos los unos a los otros, estar presentes los unos por los otros, y apreciar cada momento que tenemos en que estamos vivos. Esto es lo mejor que podemos hacer por aquéllos que han muerto: podemos vivir de tal manera que ellos continúen, maravillosamente, en nosotros.
Aquí en Francia, en nuestros centros de práctica en todo el mundo, nuestros hermanos y hermanas continuarán cantando por vosotros, enviándoos energía de paz, sanación y protección.
Nuestras plegarias están con vosotros.
Thich Nhat Hanh
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